100 y 1

El día que llovieron soldados sobre Poroco estaba soleado. Hacía calor, casi como para cocinar tallarines en un sombrero parado en la esquina de las dos avenidas principales, y aún no restablecían el servicio de agua cortado como castigo por las constantes protestas. Porque Poroco era reconocido en esa época como el pueblo de los activistas medioambientales, y al general le gustaba el orden. El general AMABA el orden.
Tres días antes hubo una protesta que derramó el jarrón de manifestaciones líquidas. Mi madre la lideró, vestida con sus trajes holgados de todos los matices posibles de verde y un loro muerto en la mano. "Lo mató uno de los fuegos vigilantes del general", dijo frente al palacio de gobierno. A los dos minutos la siguieron más señoras vestidas de morado y amarillo con loros en las manos y carteles con consignas revolucionarias, como dijo mi padre en las noticias dos horas después.
A nadie le sorprendió. Los fuegos vigilantes fueron un fracaso desde el primer día, con sus pequeñas llamas verdes y sus ojos de cucaracha incendiando todas las plantas carnívoras del ejército y los sombreros de buitre de las abuelas más adineradas. Lo soportaron hasta que se metieron con los loros, únicas fuentes de energía con sus alas eléctricas. Y nos cortaron el agua.
Por eso ese día que hacía mucho calor y yo anuncié el gran evento encaramada en el hombro de uno de los soldados reventados la gente se sorprendió. Cubiertos todos con hojas de plantas carnívoras y dibujos de loros envenenados de tanto beber la saliva de los fuegos vigilantes. Empapando la calle con sus consignas revolucionarias.

100 soldados en la calle y uno a punto de saltar del precipicio. Ellos lo llamaron "protesta". Yo lo llamé lluvia.

Fin.

Por fin escribo algo que me gusta :felicidad: Y va dedicado a alguien cuyo nombre no diré pero que se ha convertido en inspiración número 1 en cuanto a metáforas raras y babas. Sobretodo babas.

Gracias a todos los que leen.


Pochoncho de chocolate ~~